¿Cómo convertirse en cuidador?

La figura del cuidador ha cobrado gran importancia en los últimos tiempos, gracias a la aprobación en diciembre de 2006 de la conocida popularmente como Ley de Dependencia. El asistente de cuidados es la persona encargada del cuidado de una persona mayor dependiente, la que permite que esta pueda desenvolverse en su vida diaria pese a sus limitaciones.

¿Cuál es el camino para convertirse en asistente de cuidados?

La Ley de Dependencia antes mencionada establece la formación necesaria para ejercer como cuidador profesional. Así, para poder realizar esta labor en España es requisito indispensable contar con una acreditación concreta en Atención Sociosanitaria a Personas Dependientes en Instituciones Sociales, para lo que se ha de completar una formación de 450 horas que incluye 80 horas de Formación en Centros de Trabajo.

Esta acreditación se puede obtener a través de un curso independiente y exclusivo de los que organizan para esa finalidad las distintas instituciones, o cursando el Ciclo de Grado Medio de Técnico en Atención Sociosanitaria de Formación Profesional, donde se encuentran integrados estos módulos y faculta a los graduados para esta labor entre otras.

¿Cuáles son las cualidades necesarias para convertirse en asistente de cuidados?

El trabajo de un cuidador profesional es una tarea con un fuerte factor vocacional, ya que el trato con las personas mayores dependientes a su cuidado no siempre será sencillo. El asistente de cuidados debe por tanto aglutinar una serie de cualidades tales como la empatía, la humanidad, la paciencia y la perseverancia.

Si bien estas cualidades ya deberían formar parte intrínseca de la personalidad de toda persona que desee ejercer profesionalmente como asistente de cuidados, los cursos antes mencionados para acceder a la acreditación proveen a los estudiantes de las herramientas precisas para afrontar las situaciones más complicadas a las que puedan enfrentarse.

¿Cuáles son las misiones de un asistente de cuidados?

La misión principal de estos profesionales es la de ayudar a estas personas dependientes con el mayor respeto posible, procurando en todo momento salvaguardar su dignidad, respetando sus valores, costumbres y creencias.

Su función debe ser asimismo flexible y adaptable a las circunstancias cambiantes que cada día deberá afrontar debido a que la dependencia de la persona a la que se cuida es compleja y, como tónica general, progresiva. El asistente de cuidados debe por tanto ser capaz de ser una fuente fiable de optimismo, que sirva no solo de muleta física a la persona dependiente, sino también de apoyo mental para evitar que sucumba al desánimo.

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